Hace poco estuve en Tenerife, la isla donde me crie y donde vive toda mi familia.
Allí mi prima me comentó algo muy interesante que le dijo su hijo. La situación fue la siguiente:
Álvaro tiene 5 años y este septiembre entrará en primaria por primera vez, él tiene muchísima curiosidad y algo de nervios por ese cambio!
Si la vida de por sí como yo siempre digo es puro cambio y todo depende de nuestras capacidades para adaptarnos o no a él, la vida de los niños es un cambio multiplicado por mil! Cada día aprenden muchísimo, experimentan situaciones nuevas y emplean toda su energía en dar el 100%, son increíbles!
Como les comentaba, Álvaro al terminar infantil, le pregunta a su mamá:
¿y cómo será eso de ir a primaria mami?
A lo que su mami contesta: Primaria va a ser muy divertido Álvaro, vas a aprender muchísimas más cosas y tú que eres super listo… Álvaro la interrumpe de inmediato y le dice, mami, todos los niños somos listos!
Y es así como un niño de 5 años puro y lleno de amor, nos demuestra que todos y todas somos iguales que venimos del mismo lugar, que cada uno y cada una brilla con su color y que solo tenemos que saber mirar y encontrar todo ese potencial que sin duda tienen en su interior.
Para ello es imprescindible el amor, por supuesto, solo así crecen sabiendo lo que realmente importa.
Me pareció muy interesante la reflexión de Álvaro porque tiene toda la razón, durante muchos años se nos enseñó a que el mejor era el que más nota sacaba, se nos enseñó a vivir complaciendo a los demás y a creer que nuestro éxito tenía que ver con lo contentos que se pusieran nuestros padres o nuestros profes al sacar una buena nota.
Y sí, creo que tenemos que hacer el bien, vivir en sociedad y querer crecer cada día, pero esto no tiene que pasar por creer que todo lo externo a nosotros es más importante que nosotros mismos.
Es por eso que creo firmemente en que el amor en un hogar es el detonante que todo lo puede, no importa cómo sea la familia o cómo se conforme, si en ella hay amor. Y es que en casa de Álvaro hay mucho de eso y él lo sabe, por eso no tiene problema en expresarlo cada día.
Como Álvaro hay muchos niños y niñas que no quieren competir, que no quieren enfadarse y que no quieren diferenciar al resto de sus compañeros o compañeras según sus necesidades, sus motivaciones o su ritmo en el desarrollo, solo tenemos que hacerles ver que un mundo de diferentes hace que todos seamos iguales.
Hoy tenemos la suerte de acceder a mucha información que nos habla sobre cómo crear espacios amables y llenos de paz para nuestros peques, donde ellos puedan reflexionar, conocerse y descubrir lo realmente importante: el mundo de las emociones a través de sus rincones en casa y a través del juego y del aprendizaje.